domingo, 6 de febrero de 2011

Benigno. Capítulo 3. Corte 1.

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Julia.


Al tomar el ascensor noto una extraña pero agradable sensación en la nuca, como un cosquilleo. Nunca antes había experimentado algo así. Tal vez sería producto de la fácil digestión del sushi, me siento saciado pero noto mi estómago ligero.
A través del cristal translúcido intuyo un par de figuras humanas. Dos mujeres, diría yo. Al abrir la puerta del elevador y salir al rellano me encuentro con Ángela y una joven acompañante.

- ¡Vaya, vaya! Mira a quien tenemos aquí – exclama Ángela con los brazos en jarra.

Inmediatamente sé quien es. Pero Ángela se recrea en las presentaciones.

- ¡Hola Tito! – bromea mi vecina.

- Hola – digo sin apartar mis ojos de los de mi sobrina Julia - ¡Qué rápido has venido!

- ¿Qué rápido has venido? – me imita Ángela con bastante acierto – Querida tendrás que disculpar a tu tío, el oso panda.

Esto de oso panda ya me lo había dicho en otras ocasiones, pero nunca con público.
Morena, medio castaña. Ojos marrones muy expresivos, boca muy pequeña, piel muy blanca con mejillas sonrojadas y pecosas.
Sus ojos son mis ojos, su boca la mía y en toda su fisionomía es similar a mí. Similar a la que hubiese sido la mía en el caso de que alguien se hubiese encargado de cuidarme.
Empiezo a sentir como algo en mi interior se pone en marcha. Como si dos pesados engranajes de repente coinciden y hacen que un Airbus 380 se mueva.




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