martes, 8 de febrero de 2011

Benigno. Capítulo 3. Corte 2.

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Creo que es su forma de mirarme. Me mira como se debe mirar a alguien. Me mira como a mi me hubiese gustado que me mirasen. Su cara es la mía en el mejor de mis sueños, en el hipotético caso de que yo soñase con cosas agradables. O tal vez es que continúan los efectos del sushi.

- ¡Pero di algo, pasmao! – me grita Ángela, como el que intenta despertar al que duerme.

 - Me alegro de verte.

 Es verdad, me alegro de verla.

 - Yo no sé que decir. Supongo que también me alegro pero hoy estoy muy triste y cansada.

 - La chica está cansada y tu medio "en babia". Lo mejor será que duerma en mi casa, de sobra sé que no tienes más que una cama – organiza Ángela con gran diligencia.

 Entramos en casa y mientras Julia se sienta en una butaca que hay al lado de la televisión, no sé lo que hacer, pongo la radio y miro por la ventana hacia el solar donde nunca pasa nada.


- Te pareces mucho a mi padre – dice rompiendo el silencio que había ocupado la pequeña sala de estar.

 - Llevo años sin ver a mi hermano, quiero decir a tu padre – respondo mirando de nuevo hacia la calle.

 Cuando me vuelvo hacia ella, ya se ha dormido. Está tan agotada que ha caído rendida. Una luz amarilla de atardecer valenciano entra por la ventana e ilumina su rostro. Descansa con placidez y en ese justo momento una sensación de paz me invade mientras de fondo suena en la radio “Hope There´s Someone” de Antony and the Johnsons.



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3 comentarios:

  1. Las dos últimas acuarelas me parecen geniales. Me encantan.
    Benigno cada día me gusta más. Es una buena persona.
    El relato...estoy enganchada.
    Este blog es una chollo
    un abrazo

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  2. me encanta esta acuarela, esos tejados con ese color tan difícil, aquí queda perfecto.

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